Hola! Acá estamos arrancando otra semanita y otro mes en el Blog!
No saben lo contenta que estoy con las repercusiones que tuvo el post del Club Portugués... a veces los lugares que menos pensás, son los que mejor pegan en el boca a boca. La gente me cuenta que se harta de que le vacíen los bolsillos por comer gourmet en un lugar cool, y puedo asegurarles que así como hay gente a la que no le importa pagar lo que sea, hay una gran mayoría a la que le gusta comer como en casa: rico, abundante y barato.
(Lo que les traigo hoy, trata un poco de esto).
Y entre los comentarios también me llegan nuevas recomendaciones, y eso es lo que más me gusta! Porque a veces me pregunto si todavía me queda algo grandioso por descubrir? En esta Ciudad tuve la suerte de ir a los mejores restós, a los hoteles más lindos, a bares inolvidables, de llevar a mis amig@s o que mis amig@s me lleven diciéndome no te podés perder este lugar!, que mi novio me sorprenda o que yo le diga, vení, entremos acá! Por eso la semana pasada terminamos en una Parrilla Top Secret.
Teníamos que encontrarnos con unos amigos y ellos se encargaron de hacer la reserva y pasarnos la dire (Av. Dorrego y Luis Ma. Campos), pero no sabíamos nada más del lugar. De hecho, si no sabíamos que era secreta no la encontrábamos más, porque la apariencia del "acá no hay nada o está cerrado" hace que sigas de largo. Entramos y además de chocarnos con la Parrilla de Tito en plena función, descubrimos un salón lleno de gente contenta que estaba disfrutando del lugar y también de la privacidad. Al mejor estilo bodegón, lo que decora el lugar son banderines, fotos de clubes y las ofertas del menú.
Fuimos al sector de arriba y creyendo que nos habíamos equivocado nos recibió una mesera amable que nos llevó a la terraza donde estaban nuestros amigos esperándonos.
Arrancamos con el vino que había -no esperen etiquetas de lujo- y unos mejillones. Seguimos con unos cortes de entraña y salsa criolla. Una porción de arroz con mariscos tan grande que comimos entre todos (en la que no escatimaron con la cantidad de camarones y mejillones). Una tortilla española. La panera que se renueva todo el tiempo. Sifones como los que compraba mi Papá (y mi abuelo). Y los precios de los postres que te llaman para que los pruebes todos! (Budín de pan, de manzana, flan casero, almendrado, queso y dulce, a $20, $25 ó $30, estos precios no existen en otro lado).
Comimos los 4 a reventar, si, así de literal, y gastamos un promedio de $175 cada uno (tomando 2 botellas de vino).
Miguelito el parrillero posó para la foto y Mariano, fan número 1 del lugar tiene la carta -casi completa- degustada!
Volveremo, volveremo...
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