El Domingo 17 fue el desfile navideño de la Ciudad, un espectáculo hermoso y gratuito para toda la familia.
La cita fue en Av. Libertador, entre Bullrich y Sarmiento.
Los que querían gorritos navideños debían hacer una fila, y había tanta gente que preferí buscarle a Juani un buen lugar para que mire el desfile antes que terminen de llegar todos.
El espectáculo duró una hora y tuvo la presencia de distintas carrozas: primero apareció la de la música, ya que sin ella no hay fiesta.
Luego llegaron los duendes, amigos de Papá Noel, que ayudan a construir y ordenar los juguetes. Fue una carroza hermosa, llena de colores y burbujas.
Más tarde aparecieron los carteros, encargados de recibir todas las cartas del mundo para hacérselas llegar a Papá Noel.
Salió el tren repleto de jueguetes, listos para viajar a cada hogar.
No faltó el arbolito navideño, rodeado de estrellas y caramelos.
Y finalmente, llegó Papá Noel! al que esperamos con mucha ansiedad y fue ovacionado literalmente. Súper simpático, saludó y tiró besos a todos, su llegada se coronó con cientos de papelitos de colores que caían del cielo.
Tanto la llegada como la des-centralización estuvo muy bien marcada y organizada. Quizás faltó más control del tránsito en Av. Sarmiento -altura La Rural- ya que el malón de gente no dejaba pasar a los autos que tuvieron que esperar un rato...
Nosotros nos fuimos a caminar por el Lago de Palermo.
Nos quedó pendiente visitar el Parque Navideño.
Este mes, Buenos Aires ofreció tantas cosas, que fue imposible hacer todo, como visitar la (anti)escultura inflable de los Deseos ideada por Marta Minujín, al lado del Malba.
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